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Ella estaba causando sensación en Hollywood con su cabello dorado y sus ojos azules.

Kathleen Turner alcanzó la fama como símbolo sexual a principios de la década de 1980. Aunque su apariencia ha cambiado con los años, sigue siendo una figura muy conocida en Hollywood. Actuó en numerosas películas con actores de primera categoría como Steve Martin, Michael Douglas y Jack Nicholson, pero su carrera actoral comenzó a declinar con el tiempo. En 1994, Turner reveló que sufría de una condición autoinmune que le causaba un dolor severo y fiebres, lo cual afectaba su capacidad para actuar.

Este problema de salud afectó su popularidad en la industria del entretenimiento. Sin embargo, recibió varias nominaciones a premios por su talento actoral, demostrando que la belleza y la fama no son requisitos para el éxito en el mundo del espectáculo. A principios de la década de 1990, a Turner le diagnosticaron artritis reumatoide, una enfermedad inflamatoria crónica autoinmune. Los médicos tenían un pronóstico sombrío, prediciendo que pronto necesitaría una silla de ruedas debido a la hinchazón en sus muñecas que afectaba su movilidad. Como resultado, se difundieron rumores de que había recurrido al alcohol para sobrellevar el dolor de su condición.

En 2009, Turner escribió un ensayo sobre su lucha contra la artritis reumatoide, describiendo cómo sus preocupaciones sobre la apariencia física y la sensualidad se volvieron insignificantes en comparación con el desafío de simplemente caminar sin dolor. Turner es reconocida por su papel como Jessica Rabbit en la película de 1988 “¿Quién engañó a Roger Rabbit?”. Tras su diagnóstico, le recetaron varios medicamentos que afectaron significativamente su apariencia física.

Esto alimentó la especulación pública de que había desarrollado adicciones al alcohol o a las drogas. En lugar de abordar los rumores, eligió permanecer en silencio, soportando la constante crítica de la prensa sobre su transformación. Su nueva apariencia se debía a los efectos secundarios de sus tratamientos médicos, algo fuera de su control. A pesar de saber esto, decidió no revelar la causa de sus drásticos cambios físicos.

La larga batalla de Turner contra la artritis reumatoide ha terminado, y ella atribuye su recuperación a la práctica diaria de gimnasia y Pilates. Su matrimonio con el magnate inmobiliario Jay Weiss duró 23 años antes de que se divorciaran en 2007. Turner todavía aparece ocasionalmente en películas y producciones teatrales, aunque con menos frecuencia que durante su apogeo. Es alentador que, a pesar de sus desafíos médicos, haya podido tomar el control de su salud y superar los obstáculos que le planteaba su condición.

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