En un sorprendente descubrimiento, Amy Bright encontró un fragmento de una aguja epidural alojado en su columna vertebral, catorce años después de haber dado a luz. Amy se sometió a una cesárea en 2003 en el Naval Hospital Jacksonville, donde recibió anestesia espinal para el procedimiento.
Dolor y Sufrimiento Inesperados
Después del nacimiento, Amy comenzó a experimentar un dolor de espalda persistente que duró años. Esta situación la llevó a un camino de medicación continua y diagnósticos incorrectos en su búsqueda de alivio. Describiendo su agonía, afirmó: “Se siente como fuego, como un hierro candente junto a mi coxis.” El dolor irradia a su pierna, causándole más angustia. Explicó: “En ocasiones, baja por el lado izquierdo de mi pierna, por el lado de la pantorrilla, y luego baja hasta mi pie.”
Una Revelación Alarmante
No fue hasta noviembre del año pasado cuando Amy se sometió a una tomografía computarizada, un procedimiento diagnóstico que finalmente proporcionó una explicación para su sufrimiento prolongado. La tomografía reveló que su dolor insoportable se debía a un fragmento de aguja, de aproximadamente 3 centímetros o alrededor de una pulgada de longitud. Aún más inquietante, dos centímetros de este fragmento de aguja estaban incrustados en el área que rodea su médula espinal. Con el descubrimiento de este problema tan preocupante, Amy Bright ha tomado acciones legales contra el hospital, alegando negligencia médica.
Acción Legal y Respuesta del Hospital
Expresando su angustia en una conferencia de prensa, Amy dijo: “Es devastador, es absolutamente incorrecto lo que me hicieron. ¿Quién no te lo dice? ¿Quién hace eso?” Cuando se le pidió una respuesta, el Naval Hospital Jacksonville remitió las consultas al Departamento de Justicia, que se ha abstenido de comentar sobre el asunto.
Consecuencias Potenciales y Perspectivas Legales
La proximidad del fragmento de aguja a su médula espinal aumenta la alarma sobre posibles complicaciones. El abogado de Amy, Sean B. Cronin, enfatizó que los expertos médicos han indicado que los médicos involucrados deberían haber estado al tanto del percance. Cronin, especializado en negligencia médica, expresó su asombro, señalando: “Nunca he visto un fragmento de aguja que se haya roto y dejado en la columna de alguien. Es indignante.”
La Dra. McCallum R. Hoyt, presidenta del Comité de Anestesia Obstétrica de la Sociedad Americana de Anestesiólogos, comentó sobre la rareza de un caso así. Aclaró que el incidente no se refería a una aguja epidural, como sugerían algunos informes, sino a una aguja espinal. Señaló la distinción de que las agujas epidurales no se insertan en los alrededores del líquido de la médula espinal, a diferencia de las agujas espinales. La Dra. Hoyt elaboró sobre el procedimiento, destacando la importancia de avanzar con cautela la aguja y detectar cualquier resistencia. Subrayó la necesidad de que los proveedores de anestesia estén atentos a la construcción de la aguja, asegurando técnicas adecuadas durante la inserción.
Una Experiencia Angustiante
El caso de Amy Bright subraya la importancia de la seguridad del paciente y los procedimientos médicos meticulosos. Su historia sirve como un recordatorio del impacto que los errores médicos pueden tener en la vida de las personas, enfatizando la importancia de una comunicación transparente y medidas de seguridad rigurosas en los entornos médicos.