Un niño de 6 años que falleció y dejó una mancha azul en la alfombra: 12 años después, el terrible descubrimiento de su madre
Manchas, leche derramada, manos pegajosas y montones de ropa sucia son parte de las pruebas y fracasos en la vida de una madre.
Y cada vez que piensas que has terminado, siempre hay otra pila de ropa o una mancha esperando.
Aunque a menudo usamos el término “miseria” de manera divertida, aún puede ser muy deprimente.
Es completamente normal experimentar momentos en los que nos falta paciencia.
Heather Duckworth es una madre que comprende bien todo esto, pero también posee un recordatorio esencial para madres de todo el mundo.
Lamentablemente, esta realización surgió a raíz de una tragedia inimaginable.
Heather Duckworth es una madre diferente en muchos aspectos, pero hay algo que destaca en su vida.
Perdió a su hijo el 12 de junio de 2005, y desde entonces ha trabajado diligentemente para transmitir un mensaje significativo a todos los padres.
Bajo el título “La Mancha Azul”, Heather compartió su historia en Facebook en 2019. Si la lees, pronto entenderás por qué tantas personas se conmovieron hasta las lágrimas.
Todo comenzó cuando Heather recogió la masa pegajosa que su hija había dejado caer en el suelo. Después de eso, lo comprendió todo.
Aunque su hija hizo todo lo posible por limpiar el desastre, Heather tuvo que intervenir y ayudar.
Como es típico de cualquier padre, se sorprendió por la situación. Sin embargo, mientras murmuraba, de repente recordó otra mancha.
Una mancha que databa de hacía 14 años. Heather tenía un hijo de cuatro años en ese entonces, así como trillizos de dos años. Aún no había dado a luz a una niña.
Esa noche tenía dificultades para acostar a sus cuatro hijos activos. La vida era un torbellino constante de actividad y caos con cuatro niños pequeños en la casa.
Pasaba la mayor parte del tiempo persiguiendo a sus hijos, a menudo sintiendo que enfrentaba una tercera guerra mundial.
“El corazón estaba lleno de amor, pero las manos estaban llenas de trabajo.”
Recordó la lucha de alimentar y lavar a los cuatro niños mientras limpiaba el desorden habitual, como sucedió aquella noche hace 14 años.
Como de costumbre, los niños estaban saltando, cantando y bailando mientras jugaban música. Por varias razones, esa sería la última vez que la casa se sentiría así por un tiempo.
Notó una gran mancha azul oscuro en la alfombra en medio del caos y la lucha por hacer que los niños se durmieran.
Jacob, uno de los trillizos, estaba parado cerca con una pluma rota y tinta por toda la alfombra. Su cuerpo, su pijama y casi todo lo demás en la habitación también estaban cubiertos de tinta.
Heather, por supuesto, se enfadó al ver esto. Estaba perdiendo la paciencia.
“Cuando mi esposo empezó a frotar esas manchas azul claro en nuestra alfombra, inmediatamente me sentí tan molesta que agarré la mano de mi hijo y lo llevé al baño para limpiarlo. Lágrimas de frustración llenaron mis ojos. Estaba simplemente cansada y extremadamente enojada. Continuó la madre: ‘Estaba enojada conmigo misma por dejar la pluma al alcance de mi hijo, pero no con mi hijo, que estaba azul como un pitufín.'”
“Aunque solo vivíamos allí desde hacía seis meses, la alfombra estaba completamente arruinada. Esa noche, restregamos la mancha durante una hora, pero permaneció.”
En vano, Heather y su esposo incluso contrataron a un limpiador profesional.
Creciendo la Insatisfacción
Todavía estaba irritada por esa mancha, y se enfurecía cada vez que la veía.
“Cuando dejé la zona que mi hijo pequeño tenía acceso, me irritó y me hizo sentir como un fracaso. En mi vida, esa mancha azul era solo un gran negativo. Heather afirma, ‘La odiaba.'”
Pero en un momento que le cambió la vida, todo desapareció repentinamente mientras su frustración con la mancha crecía.
El niño que perdió su pluma ese día pronto recibió un diagnóstico de cáncer. James falleció dos años después de la devastadora noticia.
“Esa mancha permaneció allí y ahora era un recordatorio constante de mi hijo. Me recordaba constantemente mi enojo por algo tan insignificante. Algo que es tan poco importante en el gran esquema de las cosas.”
Heather ahora quiere que todas las madres sepan que los niños pequeños naturalmente cometen errores todo el tiempo. Criar a niños pequeños puede ser una experiencia muy frustrante, y a medida que crecen, los padres enfrentan dificultades adicionales.
La mancha azul sirve como un recordatorio constante para Heather de que, aunque la vida con niños puede ser desordenada, vale la pena vivirla.
Sirve como un recordatorio constante para concentrarse en el panorama general. Un recordatorio constante de que las personas, no las cosas, son lo que realmente importa.
Un recordatorio constante de que los accidentes ocurren. Un recordatorio constante para concentrarse en lo que realmente importa y dejar ir las pequeñas cosas.
Heather admite que viviría con un millón de manchas de tinta azul si eso significara que podría pasar un día más con su hijo. Ella describe el desorden como una “bendición disfrazada.”
Quiere recordar a los padres de todo el mundo que no se dejen llevar demasiado por el trabajo o el estrés y que disfruten de las cosas aparentemente insignificantes de la vida.
Mientras Heather continúa limpiando, lavando y restregando después de sus hijos, ahora tiene un recordatorio constante del tiempo que pasó en el hospital con su hijo pequeño.
Los aspectos esenciales de la vida y evitar enfadarse demasiado cuando sus hijos cometen errores o dejan “manchas azules” que duran toda la vida.
Pijamas con cara de pitufín, grandes manchas en las alfombras y pijamas sucios son todos indicios de que tuvimos éxito en el camino. Tuvimos una familia.
Si estás de acuerdo con esta madre, ¡dale like y comparte las palabras de Heather!