A la mayoría de las personas les dan repelús los insectos. Ya sea una adorable mariquita o una aterradora araña, los insectos pueden resultar aterradores para muchos. Por eso, la mayoría de nosotros nos alteramos cuando vemos uno y sentimos el impulso de aplastarlos cuando los encontramos dentro de nuestra casa.
Los ciempiés, conocidos como “cienpiés” debido a sus numerosos pares de patas, están ampliamente distribuidos en la mayoría de los Estados Unidos y en todo el mundo. Sin embargo, no suelen ser avistados con frecuencia por los humanos debido a su actividad nocturna y a la rapidez con la que se mueven.
En general, estos insectos no son perjudiciales para los humanos, ya que el veneno de la mayoría de las especies de ciempiés no es lo suficientemente potente como para afectar a animales más grandes o a las personas.
Lo bueno de estos inquietantes insectos es que se alimentan de insectos mucho más desagradables, como termitas, arañas, pececillos de plata, chinches, hormigas y cucarachas, lo que los convierte en los “buenos” de la historia.
Esto solo es motivo suficiente para no matarlos cuando los vemos dentro de nuestras casas. En lugar de aplastarlos, es mejor dejarlos seguir su camino o llevarlos suavemente afuera para que se alimenten de hojas y otros insectos. De hecho, este enfoque debería aplicarse a cualquier insecto que entre en nuestras casas sin ser invitado.
Por supuesto, hay insectos que son considerablemente peligrosos y deben evitarse a toda costa, como las hormigas bala, cuya picadura puede hacerte sentir como si te hubieran disparado.
